martes, 8 de febrero de 2011

GUILLERMO DEL TORO: CRONOS

Heredera, en más de un sentido, de los títulos de terror clase Z del cine centroamericano de los años 60 (como la serie protagonizada por Santo, el Enmascarado de Plata y Blue Demon en coproducciones donde se veía al héroe embozado luchar contra estranguladores, zombies y momias, “Cronos” dio un nuevo vuelco al género y en correspondencia con su calidad, recibió el Gran premio en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, arrasó con los Ariel, reconocimiento máximo de la cinematografía de su país, así como mereció lauros en muestras dedicadas específicamente al género --Amiens y Sitges-- además de una significativa respuesta de taquilla en los Estados Unidos. Sin embargo su director, el debutante Guillermo del Toro (que entonces tenía 27 años), tuvo que golpear muchas puertas antes de reunir los casi dos millones de dólares de presupuesto.
Del Toro, basado en un argumento que le pertenece y amasó por más de diez años, comienza la historia con un alquimista del siglo XVI, inventor del Cronos un mecanismo de relojería con propiedades mágicas, antes de pasar al epílogo del XX, cuando una niña, encarnada por Tamara Shanath, y su abuelo Juan Gris (Luppi), quien recibe el objeto en cuestión y de esta forma se apropia del secreto de la inmortalidad que encierra. Dijo Del Toro que la idea del film nació cuando su propia abuela se volvió loca y murió, un suceso que lo llenó de dolor por años.
A diferencia de las películas de terror clásicas, el personaje condenado a la eternidad no es mordido por un vampiro sino picado por un insecto encerrado en el legendario Cronos y que, gracias a su extraordinario metabolismo pudo hibernar por años, conservando características similares a la de los vampiros, ya que chupan sangre y entran en acción apenas cae el sol. Según el director el cronos fue construido por un oscuro alquimista y es producto de su fascinación por esos mecanismos de sonería que divertían a las cortes del barroco. A diferencia de lo que ocurre en numerosos relatos de ficción norteamericanos, los villanos latinos son reemplazados por otros que hablan en inglés. Para este caso se trata de Dieter de la Guardia, encarnado por el veterano Claudio Brook, papel que había sido pensado para Max von Sydow, y su sobrino Angel, a cargo de Ron Perlman.
Resulta evidente que Del Toro, especialista en maquillajes truculentos y efectos especiales antes de dedicarse a la dirección vio, y se inspiró, en numerosos títulos marginales del género que hace tres décadas se consumía los sábados en horario de matinee. Y no solo en los viejos de su país. Más allá de las limitaciones, en correspondencia con guión en extremo simple, “Cronos” sorprende, en buena medida gracias a la eficacia de ese gran actor que es Luppi, a los íconos habituales en el cine “gore” pero sin caer en excesos, y en especial a esa revisión del lugar común habitado por monstruos, fantasmas y muertos en vida que son patrimonio del mejor cine transgresor de bajo presupuesto.